Actitudes de película

Por Fabio Fusaro viernes 10 de diciembre de 2010

A Mariano su novia de 4 años lo había dejado aduciendo que no sentía lo mismo, que estaba confundida, que necesitaba un tiempo, que él no le demostraba nada, que no tenía proyectos, que bla bla bla…La lista de errores de Mariano que justificaran el abandono era demasiado extensa.
Luego de un par de semanas de insistir, rogar y suplicar tuvo una idea brillante. Fue a una joyería, compró dos alianzas de oro y fue a buscar a su ex para proponerle casamiento.
Cuando escucho ese tipo de cosas me pregunto que es lo que puede pasar por la cabeza de un tipo para proponerle casamiento a una mujer que te acaba de dejar. Es algo similar a ir a pedirle un aumento de sueldo a un jefe que una semana atrás te despidió de tu empleo. Como diría mi padre “no resiste análisis alguno”.
La única explicación posible que encuentro es que un hombre no tiene un lugar donde recurrir para buscar información sobre como actuar en caso de una ruptura amorosa. Cuando te duele la muela vas a dentista, cuando se te rompe el auto vas al mecánico, pero si te deja tu pareja te querés morir del dolor pero no tenés quien te ayude.
Y como no tiene donde pedir ayuda recurre a un archivo mental formado de situaciones posiblemente similares que ha visto en diferentes películas. Y sí, en las películas se mandan esa piruetas amorosas de ir a buscarla con flores debajo de la lluvia, suena una música emotiva, la platea suspira y todos felices.
¿Y si a Richard Gere le salió bien la de la limosina o a Chayanne le resultó pedirle perdón cantando desde una terraza, por qué a mí no?
La respuesta es sencilla: “Porque vos no sos ni Richard Gere, ni Chayanne, ni tu vida está guionada. Por lo tanto si una mujer te deja no lo hace para volver emocionada ante un pedido de matrimonio”.
Sin duda muchísimas cosas que pasan en el cine no son reflejo de la vida real y me gustaría citar tres ejemplos:
En una película, cuando el protagonista está apareciendo por televisión, o en las noticias están hablando de él, va y apaga el televisor antes de que termine la nota.
¿Cómo alguien cuerdo puede apagar la tv cuando están hablando justamente de él? ¿Estamos todos locos?
En las películas de terror, los protagonistas se meten generalmente de noche en unos lugares oscuros, solitarios y tenebrosos en los que nosotros no entraríamos ni de día acompañados por el ejército. “¿Cómo se va a meter ahí ese idiota?” pensamos algunas veces mientras caemos en el clásico susto del gato que salta de un costado que a tantos directores les encanta.
En las películas de amor un hombre y una mujer entre los que nunca pasó nada, de repente se miran, se acercan y se besan mutuamente. En la escena siguiente generalmente están en la cama. ¿Pero como? ¿La chica no le corrió la cara en el primer intento de beso? ¿Tan fácil se la hizo? Y el tipo ni nervioso se puso. Fue un primer beso como podría haber sido el número cien.
En la misma película lo más probable es que ahí mismo pasen la noche juntos y al despertar lo primero que hagan es sonreírse y besarse apasionadamente. Pregunto ¿ni una pasadita por el cepillo y el dentífrico?
Mariano, luego de que su estrategia de película lo dejó en ridículo, vendió los anillos.
Al menos no se los tragó al mejor estilo “Reto al destino”.

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